Read the English version of Guardarrr #31: Naming your values here.
Hace dos semanas tuvimos el primer intercambio de ropa de bebé y fue muy bien. Tanto que vamos a repetirlo en junio.
Lo más interesante, a lo mejor, fue lo fácil que fue: en noviembre apareció Julieta por Instagram pidiendo consejos para montar un intercambio para ropa de los pequeñines, tuvimos una reunión con ella y Haydée en diciembre y en febrero hubo un intercambio exitoso con vistas a muchos más.
Y no me había parado a pensar en lo exento de problemas y malentendidos que fue la coordinación entre nosotras hasta que alguien me hizo una serie de preguntas sobre los cómos y porqués del intercambio, o, dicho de otra manera, la misión, visión y los valores del proyecto. Algo que nunca explicitamos con Julieta y Haydée.
Hice un ejercicio de explicarme al empezar a hacer los intercambios para adultos, aquí está el post de hace cinco años (en inglés) Why We Swap and How, pero creo que es el momento para otro, esta vez sobre todo sobre mi apuesta por intercambios en persona en lugar de buscar soluciones digitales para intercambiar ropa de segunda mano.
Pues ahí va:
Al organizar un intercambio en persona en un Ateneu popular, no hay costes de infraestructura y de fracaso
Plantear una plataforma digital nueva para intercambiar prendas exigiría una inversión de miles de euros para llegar a tener un prototipo mínimo viable sólo para llegar a probarlo.
Plantear el uso de las plataformas existentes - ¿Wallapop, Etsy, Vinted, Lendi? - para intercambiar ropa no exigiría esta primera gran inversión económica pero aún así habría que pasar mucho tiempo analizando las distintas opciones, costes de uso y comisiones para luego acompañar usuarias en aprender a utilizar estas otras plataformas. Así daríamos usuarias, clicks y dinero a empresas cuyos valores no necesariamente estén alineados con los nuestros.
Plantear el uso de las redes sociales más amplias para intercambiar prendas - grupos de WhatsApp y Facebook, cuentas dedicadas de Instagram - implicaría establecer protocolos de administración, promoción, solución de disputas intercambiando prenda por prenda y aún dependiendo de los algoritmos de Meta.
Al hacer un intercambio en persona un día concreto, utilizamos infraestructura física que ya existe y dependemos de los algoritmos sólo para la promoción de los eventos. En el caso que no viniera nadie, pues recoge y vámonos, en lugar de haber invertido decenas de miles en euros y horas de programación en la creación de algo muy experimental… u horas de administración de los espacios de Meta.
Al organizar un intercambio en persona, arrancan las economías de escala
Al juntar muchas personas con muchas cosas por intercambiar, hay menos esfuerzo y más beneficio para todo el mundo comparando con modelos de intercambio digital de buscar-contactar-pedir-esperar el envío-recoger el envío-probarlo-decidir si lo quieres y, en el caso de no, volver a empaquetar y enviarlo de vuelta. Bah, me he cansado sólo de escribirlo…
No por nada existe el sistema de tiendas de ropa: es más fácil y eficiente mirar, tocar y probar unas cuantas cosas a la vez que esperar el cartero varios días sólo para poder probarlo y descubrir si te gusta el tacto.
Al organizar un intercambio en persona, reducimos los coste de la logística
Se reducen todos los costes, desde el tiempo invertido en adquisición de ropa hasta el número de paquetes cambiando manos, las colas en correos y furgonetas de envío en nuestras calles.
Al organizar un intercambio en persona, cuesta menos expresar las preferencias reales
Al haber muchas prendas y muchas personas, hay menos presión en cada persona aportando, en cada persona cogiendo prendas y en cada prenda.
Al haber muchas prendas y muchas personas, hay una diversidad de tipos de ropa, colores, estilos y tallas (aunque, obviamente, siempre a favor de las tallas del centro de la distribución normal), se crea un espacio de expresión individual no muy observado donde puedo ver y tocar las cosas para saber qué tal me parecen a mí, y donde lo que es increíblemente feo para alguien será mi nueva prenda favorita.
Los intercambios digitales sufren del sesgo de costos hundidos - menuda pereza devolver o me da palo devolver algo sólo porque no me gusta al 100% y explicarme, me lo quedo… Mientras los intercambios de Un Armario Verde tienen la mejor política de devoluciones: vuelves a traer la prenda en el siguiente evento y aquí no ha pasado absolutamente nada.
Al haber muchas prendas, las cosas pasan por un proceso de selección popular anónimo donde las no seleccionadas ya no es el problema de su anterior dueña ni se la conoce.
Al organizar un intercambio en persona, se crea comunidad y barrio
Al haber un evento, la gente se queda para ir juntas, luego toman algo, se conocen y charlan. Conocen quienes dieron su nueva ropa y ven adoptada su ropa antigua. Al repetir los intercambios, se crea una comunidad de usuarias alrededor de ellos, tanto para cambiar los patrones de adquisición y descarte de ropa, como para promocionar la desmercantilización de recursos comunes y empoderamiento no-consumidor de las usuarias. A la vez se promociona la participación en las otras actividades del Ateneu de cultura popular autogestionada: la cooperativa de verduras, el guarnit de la Festa Major, el club de lectura, el cine, las calçotadas, etc.
De ahí que en mi visión del mundo, las plataformas y la digitalización de los intercambios no es una solución sencilla… Bueno, ni siguiera es una solución. Es un rollo increíble y muy costoso en todos los sentidos, y tiene sentido sólo cuando los eventos en persona son imposibles. Las interacciones individuales y aisladas no es un modelo racional para hacer rodar los objetos de segunda mano ni promueve la creación de un barrio que yo deseo.
Por todas estas razones, Guardarrr nunca iba a tener la función de intercambiar prendas dentro de la app. Yo estoy observando con gran interés a dónde va Bandi App pero a mi no me tienta ni un ápice participar en ello.
Por si a alguien le entretiene pasar horas scrolleando Vinted, cazar tesoros vintage y continuamente intercambiar paquetitos como pasatiempo, es un OK hobby pero no una óptima sustitución de un buen intercambio en persona.
¡The Marvelous Mrs. Maisel ha vuelto! No es para anunciar los productos de Amazon Studios, pero los outfits de esta serie, en toda su absurdidad cincuentera, siempre han sido pura inspiración.
Intercambio de ropa | 19 de marzo 11:00 – 14:00 en Ateneu Roig, c/ Torrent d’En Vidalet 32, Barcelona.
Intercambio de ropa | 28 de mayo 11:00 – 14:00 en Ateneu Roig, c/ Torrent d’En Vidalet 32, Barcelona.
Intercambio de ropa infantil 0-6 | 11 de junio 11:00 – 14:00 en Ateneu Roig, Torrent d’En Vidalet 32, Barcelona.
Aunque en este cachito radio (a) no se habla de comprar menos y de segunda mano, (b) no se menciona las muy importantes fases de uso, reuso, cuidados y descarte, (c) se asume que todo el mundo vive en vaqueros, y (d) se asume que las grandes marcas que contratan consultoría de sostenibilidad de verdad quieren hacerlo mejor, puede ser curioso igual: Jeans sostenibles, sí se puede. Sobre todo para darnos cuenta lo muy lejos que está la gran radio alternativa de hablar de manera coherente de la crisis del textil y moda rápida.
Sin sorpresas pero para empezar a pensar en las industrias colindantes - relaciones públicas y todos los subcontratas en general - como co-responsables: Las empresas de relaciones públicas, obstruccionistas de la acción climática.
Yo me quejaba a Anna de haber olvidado controlar mi cara al hacer las fotos de outfits, y me confirmaba que parecía las modelos de Zara… éstas modelos: ¿Qué les pasa a las modelos de ZARA? Lo que me recuerda: sátira sobre la industria de la moda = bien.
Is it better for the planet to read online or in a paper format? Not to be cliché, but the answer might surprise you...
On the generalized expectations of exponential growth: “If a product significantly changes the lives of its users, but only hundreds of thousands of them, not millions — it’s not legible as success. If a product doesn’t lean on the abject exploitation of those who make it, or the natural world whose resources compose it, thus lowering its profit margins — that’s not legible either. Not to the stock market, not to business press, and not, by extension, to the millions of people who passively absorb and understand information about the world around us.”
A long story of the “brown furniture” through one particular style of sofas: It Came From the '70s: The Story of Your Grandma's Weird Couch.
Not new but somehow resonated with me this time: modern clothing leaves the body largely uncovered, hence our capacity to appear fashionably dressed largely depends on the shape of our physical body; what we tend to perceive as cumbersome and uncomfortable historical clothing actually shielded the body from the eyes of the others, it was the clothing that created the fashionable appearance, leaving the body underneath largely unseen and unjudged. Here you have Abby Cox explaining it: I Wore 18th-Century Clothing Every Day for 5 Years & This Is What I Learned.
¡Y hasta aquí por ahora! Espero que hayas disfrutado leyendo el boletín de esta semana y me encantaría saber qué te ha parecido, ya sea sobre los valores clave a veces no explicitados o cualquier otra cosa que Guardarrr te haya sugerido… ya sea aquí en los comentarios, en Facebook o Instagram, o por e-mail luize.ratniece [a] gmail .com
Guardarrr es un boletín semanal bilingüe dedicado a la sostenibilidad y conciencia textil, escrito por Luīze Ratniece, socióloga y activista textil afincada en Barcelona. Guardarrr es tanto una herramienta de reflexión como un canal de crowdfunding para la app que Luīze está desarrollando. Si lees el boletín y te resulta interesante, considera, por favor, pasarte a la versión de pago para financiar este proyecto con la cantidad que equivale un café + bollo al mes. ¡Cada subscripción llena mi corazón con agradecimiento y ayuda a seguir, muchísimas gracias por estar aquí conmigo!